Desarme

Una palabra donada por Roberta Bosco

1. m. Acción y efecto de desarmar.

2. m. Arbitrio diplomático para mantener la paz, mediante la voluntaria reducción, equitativamente proporcional, de sus respectivas fuerzas militares, pactada por número suficiente de naciones.
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Colores y errores.

¡Verde! Me acabo de enterar de que el bacalao en el agua, que no en su salsa, es de color verde oliváceo. No me había fijado, seguramente porque formo parte de esa generación que siempre lo ha visto blanco y que cree que el pollo se encuentra principalmente en bandejas de plástico, pasillo del fondo del híper… Admitido, asumido y confesado quede. Hablando de verde, me he informado y las espinacas, que siempre he tenido que comer bien camufladas dentro de la tortilla, tienen una dosis de hierro mucho más reducida que la prometida. Así pues -aunque siga poseyendo sobradas propiedades que justifiquen su consumo- resulta que los esfuerzos para engullir ese vegetal estaban basados en argumentos erróneos y trasnochados. Querido Popeye: los garbanzos, esos sí que aportan hierro. En cualquier caso, tanto la espinaca como el garbanzo fueron originariamente cultivados en Oriente y tras cultivos y nomadismos varios, fueron a fusionarse con el atlántico bacalao en Asturias hace 179 años y 10 meses en un acontecimiento que -¿entre leyenda y realidad?- supuso dejar puntual y literalmente desarmados a los carlistas, insatisfechos con la anulación de la ley sálica que permitía heredar el reino del fallecido Fernando VII a una mujer. Ya sea porque las milicias absolutistas fueron invitadas a un ágape al que quisieron dedicar todas las atenciones hasta el punto de dejar sus armas fuera de la sala, ya sea porque, tras el banquete, dichas milicias quedaron sumergidas en una inevitable siesta, los liberales partidarios de Isabel II y la regente María Cristina aprovecharon la distracción para liberar a sus enemigos del peso de sus armas.

Amarillo. Las pelotas de tenis son amarillas, a veces blancas. Los niños juegan con ellas y jamás se me habría ocurrido cuando jugaba al «siete» en el parque que una de ellas iba a explotar. Empresas de nombre y registro laberíntico promueven la fabricación de armas cuya munición tiene una probabilidad de fallo de entre el 5% y el 30% provocando así que las llamadas bombas racimo queden perversamente al alcance de personas que sólo quieren chutarlas como si fueran latas de refrescos. Tal vez, según un discurso armamentístico no escrito, los heridos y fallecidos son consecuencia de una confusión y habría que educar a esas personas en una desconfianza en las pelotas de tenis, creciendo así la convicción de que nada es lo que parece y que, por lo tanto, una bola amarillenta puede no ser una pelota. Por supuesto, por su parte, las empresas armamentísticas harán todo lo posible para que esa probabilidad de fallo en la explosión de las bombas racimo se reduzca…  


No se trata de promulgar un método; no soy estratega ni tampoco tan ingenua como para creer que la gastronomía y la picaresca son la clave para que la palabra «desarme» pase a ser un vocablo exótico e innecesario en el siglo XXI. Pero sí tengo la tentación de pensar en las consecuencias de confundir los colores. Y puedo estar sorprendida, irritada, por el hecho de que éste pueda ser un error letal que ridiculiza mi disparatada visión del bacalao la cual es, en definitiva, resultado de una vida confortable en la que mis mayores problemas son el fin de mes, la salud, el cansancio, el tiempo… Mientras, las noticias sobre disparos y explosiones deliberadas y supuestamente accidentales aparecen cada 3 minutos en google noticias, por lo menos hoy, ahora mismo. Y todas quedan enmarañadas en una amalgama de causas, efectos y «confusiones» muy difíciles de desarmar, si no es asumiendo claramente que todo ello puede ser desactivado y enviado al desguace inmediatamente.

 
Dicho esto, confieso que nunca he probado el desarme asturiano. Lo haré. Y quiero, querría, decir lo mismo de las pelotas de tenis en esos lugares de los que apenas sabemos pronunciar el nombre.

(c) Arturo Pomar, Visión, 1980 – arturopomar.wordpress.com

| Textos: Irene Pomar |

 

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