Una palabra donada por Carlos Salgado
Las cosas, ahí. (Diálogo)
cachivache
– (…) Inútil, inútil… tampoco. Es que hacías mucho ruido. No es que gritaras, ni que al caminar me despertaras. De hecho, si te soy sincero, eras muy silenciosa. Tu sigilo me apaciguaba, era feliz al percibir tus movimientos esas raras veces en que estaba medio despierto a las 7 de la mañana. Sabía que estabas aquí, que volverías. He sido tan feliz.
Así que, inútil, inútil… no. No. Es que oía lo que pensabas. Y cuando no, tú me lo decías. Y cuando no me lo decías, me indignaba. Cuando me indignaba, necesitaba desaparecer. Yo soy así. Ya lo sabes. No quería ofenderte. Es que... Lo que más me dolería es hacerte daño. Me decía a mí mismo que tu alma era de cristal y que la verdad te haría trizas. Así que preferí ahorrártelo e irme. Dejarlo. Pensé que lo entenderías. No quiero hacerte perder el tiempo. Aunque mentir, mentir, no mentí. Sólo no te dije que… No, no vale la pena, no quiero ofenderte. Yo soy importante para ti, me sueñas, lo sé. No quiero romperte. Te admiro demasiado. He aprendido tanto de ti…
No sirve de nada. Piénsalo. Si hablamos tú tienes razón, yo también. Pfff… Mujer, ya somos adultos, tanta palabra sobra, ya sabemos cómo va. Ssssh, deja de pensar. No es que tú… no. Es que yo… ¿No te das cuenta? Si ya me conoces… Nadie me conoce mejor que tú. ¿No quieres verlo? No significa nada. Mi amistad por ti es más fuerte que todo lo demás. Esto de ahora es inútil. Te respeto demasiado para hacerte perder el tiempo. Es sólo que lo has interpretado de otra forma, has visto más de lo que en realidad había. Es normal, ocurre a menudo. ¡Lo entiendo! No es culpa tuya. Tranquila. Encontrarás a alguien que te merezca, porque tú eres un tesoro. Quiero que seas feliz. Sólo eso. Pensaré… no, pienso en ti tantas veces…
Sé que no me reprocharás nada. Porque, en realidad, no te debo nada y lo sabes. No te prometí eso. Sé que lo entiendes. Eres muy inteligente. Aunque me vaya, es muy importante para mí no perder el contacto. Siempre serás más que una amiga. Hemos compartido tanto… Recuerdo todo lo que nos dijimos y lo que no. Sé que no encontraré a nadie como tú. Te necesito cerca. Ahí. ¿Me llamarás? Hoy, no. Lo entiendo. Mejor en unos días, cuando lo veas claro. No quiero que sufras. Pero llámame. No quiero perderte. Siempre estaré ahí, eso es, AHÍ.
—
1. m. despect. Cosa rota o inservible. U. m. en pl.
2. m. despect. trebejo (‖ utensilio). U. m. en pl.
3. m. coloq. desus. Persona grotesca, embustera e inútil.
Real Academia Española © Todos los derechos reservados
—
|Texto: Irene Pomar|
Todos los derechos reservados Registrado en Safe Creative


Me encanta como narras la inseguridad del tipo, que no se atreve a llamar las cosas por su nombre, y no la quiere dejar del todo. Felicidades Irene, gran relato corto.
Me gustaMe gusta