Una palabra donada por Manuel Francisco Reina
Tengo dos horizontes:
De día, yo viejo.
De noche, el techo de mi cuarto plagado de posibilidades que se mueven sin desplazarse, que tiemblan agitando el espacio.
Cientos de mónadas de procrastina… procrastinación.
Entre cada destello hay un centelleo, reverberación de un futurible cancelado por viable y rehuido por cercano. Eco de algo factible, afirmación de una desaparición buscada.
Eco noctámbulo, contra el apresador torpe que soy, en un rastro de pejigueras, donde cazo respaldos de quimeras restauradas.
Eco contra mis reformas de cubiertas sin artesonados. Resol.
Amanece. Ramas rígidas cincelan un río sin meandros. Corriente unívoca sin traspiés ni errores. Eco librado a una cárcel que le exime de esplendores.
Tengo dos horizontes:
De día, yo viejo.
De noche, yo brillo.
Texto y fotografía: Irene Pomar
Imágenes: Tadashi Kawamata, Under the Water – Metz, 2015, Centre Pompidou-Metz
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Del lat. *refilāre, der. de filum ‘hilo’.
1. intr. Vibrar, temblar.
2. intr. poét. Brillar con luz trémula.
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Hermosísimo, como todo cuanto sale de tu pluma.
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