Una palabra donada por Carlos Egía
La palabra xoquiaque no está registrada en el Diccionario.
Las que se muestran a continuación tienen formas con una escritura cercana.
ñiquiñaque.
quique.
tiquizque.
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De cómo lavar (no) puede esperar
Un niño. «Xoquiaque» también es un niño, muy pequeño, pero un niño.
En este artículo Lilián González presenta toda una serie de plantas cuyos nombres guardan una relación directa con la manera en que se conocían ciertas deidades de las sociedades nahua de las cuales contenían la esencia. En el capítulo dedicado a «Las plantas de Ehécatl vinculadas al inframundo» dice:
El sustrato cultural que agrupa a estas plantas en la perspectiva nahua es la creencia en que ciertas propiedades de la planta se articulan con la naturaleza de padecimiento. Así, la “suciedad” o “daño” que provocan los “mal aires”, requiere de plantas odoríferas (pestilentes, de olor desagradable) que, contagiadas de los aires provenientes del inframundo y de los dioses asociados con él, al expandir su hedor absorban los malos aires.
Fuente: Globedia |
En este contexto aparecen referencias a las plantas odoríferas -apestosas- que se utilizaban para curar, entre otros, a niños muy pequeños que padecían el llamado «mal aire» y olían a xoquiaque. Lloraban por la noche, rabiosos y desprendían un olor fétido insoportable. ¿Una Pista? ¿Demasiado sutil, tal vez? A estos niños se los lavaba con plantas que guardaban una similitud con deidades del inframundo como Tláloc, dios de la lluvia, o Tlazoltéotl, diosa de la inmundicia. Esta última es definida por otras fuentes como la diosa de la lujuria y las relaciones ilícitas; relacionada con la Luna y la sexualidad, es la diosa de los mexicas que eliminaba del mundo el pecado, representada dando a luz o defecando, o sea, cagando. Como buena Pandora azteca, despertaba la atracción por las relaciones sexuales desviadas y otras locuras y, por otro lado, las absorbía. Un papel ambiguo entre la tendencia hacia lo limítrofe, lo pecaminoso, y, por otro lado, la fertilidad y la medicina.
Entre niños a los que en nahua se refieren como infantes que estaban choquiaques y a los remedios caseros para liberar la vajilla del choquiaque o xoquiaque… ¿Adónde nos lleva todo esto?
A una situación lingüística fascinante con mitos de trasfondo, figuras femeninas ambivalentes y antiolor, a usos cotidianos de una palabra de significado tentacular. A seguir investigando… Seguro que no hay una única respuesta, sobretodo cuando el aroma de la pregunta puede impregnarse por todas partes.
|Texto: Irene Pomar|