Almohada

Una palabra donada por Alejandro Entrambasaguas (vía La Noche en Vela, RNE)

almohada.

(Del ár. hisp. almuẖádda, y este del ár. clás. miẖaddah).
1. f. Colchón pequeño que sirve para reclinar sobre él la cabeza en la cama.
2. f. almohadón (colchón pequeño para sentarse, arrodillarse, recostarse, etc.).
3. f. Funda de tela en que se mete la almohada de la cama.
4. f. Arq. almohadilla (de un sillar).
5. f. Mil. Trozo prismático de madera, que sirve de apoyo a alguna parte de la pieza o del afuste, principalmente a la cuña de puntería.
aconsejarse, o consultar, con la ~.
1. locs. verbs. coloqs. Meditar con el tiempo necesario algún negocio, a fin de proceder en él con acierto.
dar ~ la reina a una dama.


Corporación Almohada, S.A.

Cada noche alguien como yo se acuesta transistor en mano. En realidad es el tan celebrado iPhone con su correspondiente aplicación «radio». Mientras alguien como yo reflexiona cinco segundos sobre si es una buena idea dejar esas ondas tan cerca de su cerebro, mira sus dos almohadas y toma la gran resolución: la de la derecha, la de la izquierda o las dos.

Históricamente la almohada ha sido objeto de confidencias, a menudo seguidas de reproches por la ausencia: «Me giro y sólo está tu almohada», «la almohada siempre está conmigo, fiel y constante», «mi almohada conoce todos mis secretos», «consúltalo con la almohada»… 



El peso de la almohada situada entre el cuello y el hombro, apoyada ligeramente sobre el brazo, nos dice en sueños que tal vez estamos abrazando la cabeza de un compañero de viaje. La textura mullida de ese colchón en miniatura nos anuncia al oído que mañana puede ser un gran día y que hoy pronto será ayer. Aunque la radio apague su discurso, cuando la aplicación deje de emitir y hayamos dado la espalda a la jornada pasada, la todopoderosa almohada persistirá en su misión de mecer nuestras vivencias no relatadas.


Ajena al debate sobre el significado de su nombre árabe, no pretende decidir si éste viene de «mejilla» (almukhádd, khadd = mejilla) o de «aquel que profesa la unión con dios» (Al-Muwahhidun). Sólo recuerda que acompañó a las momias en Egipto, que fue cubierta de lujosas fundas en la histórica China y que, hoy, se ve a sí misma diseñada para el  nuevo deporte oficial reconocido por la Asociación de lucha de almohadas de Japón. Makura Kabushikigaisha (Corporación Almohada S.A.) ha diseñado una almohada de 50 x 35 cm, 800 gramos de látex recubiertos de una funda sin cierres ni costuras; todo estudiado para que este deporte pueda desarrollarse de forma óptima y sin riesgos. Disponible por 3150 yenes (22,33 euros).


















Proyectada de un punto al otro de la sala, imagino a la almohada insistiendo en emitir en el aire esos susurros que en su día apreciaron los durmientes. Busca incesantemente una mejilla, mientras sobrevuela el espacio oyendo su propio discurso entrecortado, como una voz al teléfono dentro de un túnel sin cobertura.

Compañera insistente, insistente, siempre insistente, ya ha oído antes su voz interrumpirse bajo la mejilla del 20% de la población japonesa; insomnes declarados habituados a los sueños incompletos y a estrujar la almohada en vez de abrazarla. Sus noches en blanco van a acompañar nuevas facetas como la ansiedad o la depresión, como también lo hacen las noches de entre el 11% y el 23% (según el grado y la frecuencia) de la población española.


Tal vez si miramos la almohada por la noche con la misma frecuencia con la que atendemos al móvil durante el día…; tal vez si tememos a la voz entrecortada de la primera tanto como la falta de cobertura del segundo, será que el entorno y corporaciones varias nos solicitan tanto como reclamamos el silencio nocturno. Tal vez, se pueda silenciar esta ruidosa batalla entre sordomudos… Tal vez, apagar el día y encender el sueño… 


Tal vez.








|Irene Pomar|



 

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