Una palabra donada por Sonia Villegas
saudade.
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No sabía que tenía tanta hambre.
Cada día compra una de cuarto
que paga con un cuarto menguante,
nacido de una tarde naranja sin jugo.
Recuerda haber escrito una canción
de la que no alcanza a seguir el ritmo.
Sigue respondiendo a los pedidos
de alguien que nada ha preguntado.
Le llueven las migas de acuerdos
sobre un suelo mojado de pulsos.
Que no, que no sabía que tenía tanta hambre
hasta que el plato se le quedó grande
hasta que el plato se le quedó grande
y la cuchara se convirtió en viga.
Se sacia con la imagen de un icono,
de dos puntos y un paréntesis,
en medio de faltas que echa de menos.
Confunde, confunde mensajes con poemas,
Spritz con el jarabe contra la inercia,
el hueso con el hueco de la cama,
la calma con el suero que corre por sus maletas.
No sabía que tenía tanta hambre
como para dimitir de princesa
y apuntarse a vagabunda,
casi sedentaria, caminante entre quimeras.
(c) Arturo Pomar, «Abstracción orgánica 006», 2001 – Foto: Mireia Papiol |
|Imágenes: Arturo Pomar|
|Texto: Irene Pomar|
Muy, muy, muy bueno, Irene. Saludos.
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Muchísimas gracias, Antonia María, por tus palabras. ¡Nos leemos pronto!
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