Viento


Una palabra donada por Paloma Hoyos


«¿Ves esa pared? Yo no la vi»

Algunos de ustedes deben de recordar la conclusión del famoso chiste de los dos vampiros, la que da título a este prólogo. 

Un vampiro sediento de sangre lleva horas sobrevolando la ciudad. Cuando la desesperación se está volviendo un peso insoportable, éste se cruza con otro vampiro que lleva la cara cubierta de rojo. El protagonista, imaginando el banquete, abre los ojos como si hubiera encontrado el oasis tras cuarenta días de peregrinaje en el desierto: «Amigo, ¿de dónde has sacado toda esa sangre?«

«Ves ese muro?» – le dice el otro y, sin esperar respuesta, añade: «Pues yo no lo vi».

Lo que no cuenta el chiste es lo que el vampiro sediento hizo a continuación. Posándose con las alas extendidas sobre el suelo, tiembla de cansancio mientras su cuerpo parece quedar adherido al asfalto. Sólo la cabeza sobresale gracias a un cuello que se estira hacia arriba. Sus diminutos ojos tiran de ella, el morro va aún más por delante y, dibujando una patética diagonal, todo él apunta hacia el muro de donde decía venir su conciudadano. Este último ha hecho ademán de continuar su torpe camino. Sin embargo, se ha detenido unos metros más allá para observar al vampiro desesperado. 

Ve cómo sus alas actúan como grandes escamas para arrastrar su esperpéntico ser hacia ese muro gris, común, en el que ni siquiera hay un graffiti. Cuando su hocico está a un par de centímetros de la pared, levanta las alas para abrazarlo y su mejilla se apoya en la piedra. Y no ocurre nada. 

El vampiro herido sigue contemplando la escena perplejo. Mientras procura despejar su rostro de tanta sangre, se dirige de nuevo hacia el muro que lo atacó, se queda mirando al vampiro a la pared pegado y le susurra: «¿Qué? ¿Qué haces?».

Casi sin vocalizar, con la boca besando el muro, éste le responde: «Preferiría no haberlo visto para, por lo menos, saciar mi sed».


Viento
   
Ha estado por aquí. Se ha dado cuenta de ello porque, al esfumarse, de pronto ha comenzado a andar despacio. Despacio, sí, y sin rumbo. Al irse, la ha dejado despeinada, frotándose los ojos y mordiéndose los labios. Quiso ser un holograma. Durante tres días, su vida ha sido un vaivén de fotografías tridimensionales con olores y sonidos a los que, se supone, la corriente no afecta. Hasta que ésta amaina y todo es susceptible de caer

El avión ha llegado a la hora. Tardará unos minutos en recoger el equipaje. Mientras aguarda, se prepara. Entiende que es posible vivir el futuro cercano con nostalgia cuando una sabe exactamente adónde va y -ay- no ir sería aún peorHuele la inutilidad de un devenir implosivo cubierto por la sinceridad pragmática de un amor que no será mentado, porque la protagonista es otra a la que no parece que él quiera tanto (eso le gusta pensar, así somos)

(Todo dura, aunque nada sea para siempre. Todo dura.)

Pero qué hacer. Un año de conversaciones son doce meses de amistad, de miradas que quieren cambiarle el nombre a ese diálogo y aclamarlo en mayúsculas para hacerlo único; de suspiros como trovadorescos que convierten el mundo creado en una brisa inexplicable; de distancias geográficas que lo convierten en ilegítimo pero no por ello menos real. Todo aquello en lo que se ven pilares de un comienzo parece, hoy, destinado a ser una ráfaga de vida que va directa contra un muro de estatismo; lo disfrazan de amistad, como dice la canción. Y pronto, tal vez, en eso se convierta, a ella regrese si es que en realidad estuvo ahí. Viento de bolina que obliga a la embarcación a hacerle frente navegando en zigzag. 

Lo ridículo del lenguaje, la desesperación que se lee en un proyecto acusado de imaginario, la inutilidad que se le atribuye a la identificación clarividente de los gestos y de las actitudes. La insignificancia final de las miradas y las complicidades, creer que una lo malinterpreta todo y que exagera la realidad. Con ese equipaje, ha viajado por la corriente de lo natural y constructivo, un viento blanco en el que leyó algo sincero, sencillo e interrumpido que concluye en el abrazo del muro de lo insostenible. Y es normal. Ya sabía que estaba ahí.

Picar el viento. Tomar el viento. Saltar el viento. 
(Todo dura, aunque… Todo dura.)


(c) IPM, 03 2013

 


 


|Texto e imagen: Irene Pomar|

viento1.
(Del lat. ventus).
1. m. Corriente de aire producida en la atmósfera por causas naturales.
2. m. Aire atmosférico.
3. m. Olor que como rastro dejan las piezas de caza.
4. m. Olfato de ciertos animales.
5. m. Hueso que tienen los perros entre las orejas.
6. m. Cosa que mueve o agita el ánimo con violencia o variedad.
7. m. Vanidad y jactancia.
8. m. Cuerda larga o alambre que se ata a una cosa para mantenerla derecha en alto o moverla con seguridad hacia un lado.
9. m. coloq. Expulsión de los gases intestinales.
10. m. Mar. rumbo (dirección trazada en el plano del horizonte).
11. m. Mil. Huelgo que queda entre la bala y el ánima del cañón.
12. m. Mús. Conjunto de instrumentos de viento de una orquesta. U. t. en pl. con el mismo significado que en sing.
medio ~.
1. m. Cada uno de los ocho que equidistan de los enteros en la rosa náutica.
~ abierto.
1. m. Mar. El que forma con la derrota un ángulo mayor de seis cuartas.
~ a la cuadra.
1. m. Mar. El que sopla perpendicularmente al rumbo a que se navega, y por tanto es a las ocho cuartas de la aguja.
~ a un largo.
1. m. Mar. viento largo.
~ blanco.
1. m. NO Arg. Borrasca de viento y nieve.
~ calmoso.
1. m. Mar. El muy flojo y que sopla con intermisión.
~ cardinal.
1. m. El que sopla de alguno de los cuatro puntos cardinales del horizonte.
~ de bolina.
1. m. Mar. El que viene de proa y obliga a ceñir cuanto puede la embarcación.
~ de proa.
1. m. Mar. El que sopla en dirección contraria a la que lleva el buque.
~ en popa.
1. m. Mar. El que sopla hacia el mismo punto a que se dirige el buque.
2. loc. adv. Con buena suerte, dicha o prosperidad. Ir, caminar viento en popa.
~ entero.
1. m. Cada uno de los cardinales y de los cuatro intermedios.
~ escaso.
1. m. Mar. El que sopla por la proa o de la parte adonde debe dirigirse el buque por alguno de los rumbos próximos, de modo que no pueda caminarse directamente al rumbo o en la derrota que conviene.
~ etesio.
1. m. Mar. El que se muda en tiempo determinado del año.
~ frescachón.
1. m. Mar. El muy recio, que impide llevar orientadas las velas menudas.
~ fresco.
1. m. Mar. El que llena bien el aparejo y permite llevar largas las velas altas.
~ largo.
1. m. Mar. El que sopla desde la dirección perpendicular al rumbo que lleva la nave, hasta la popa, y es más o menos largo según se aproxima o aleja más a ser en popa.
~ maestral.
1. m. Mar. El que viene de la parte intermedia entre el poniente y tramontana, según la división de la rosa náutica que se usa en el Mediterráneo.
~ marero.
1. m. Mar. El que viene de la parte del mar.
~s alisios.
1. m. pl. vientos fijos que soplan de la zona tórrida, con inclinación al nordeste o al sudeste, según el hemisferio en que reinan.
~s generales.
1. m. pl. Los que reinan constantemente en varios climas o partes del globo durante ciertas estaciones o número de días.
~ solar.
1. m. Fís. Radiación emitida por el Sol de forma continua y en todas las direcciones, constituida principalmente por protones.
~ terral.
1. m. Mar. El que viene de la tierra.
a buen ~ va la parva.
1. expr. coloq. U. para dar a entender que un negocio, pretensión o granjería va por buen camino.
afirmarse el ~.
1. loc. verb. Mar. Fijar su dirección.
alargar el ~.
1. loc. verb. Mar. Soplar más largo, o más para popa, de lo que soplaba respecto a la embarcación que navega en derrota.
a los cuatro ~s.
1. loc. adv. En todas direcciones, por todas partes.
a mal ~ va la parva.
1. expr. coloq. U. para dar a entender que un negocio, pretensión o granjería no va por buen camino.
beber alguien los ~s por algo.
1. loc. verb. coloq. Desearlo con ansia y hacer cuanto es posible para conseguirlo.
beber alguien los ~s por otra persona.
1. loc. verb. coloq. beber los aires por otra persona.
cargar el ~.
1. loc. verb. Aumentar mucho su fuerza o soplar con demasía.
como el ~.
1. loc. adv. Rápida, velozmente.
contra ~ y marea.
1. loc. adv. Arrostrando inconvenientes, dificultades u oposición de alguien.
con ~ fresco.
1. loc. adv. Con mal modo, con enfado o desprecio. Irse, marcharse con viento fresco. Despedir a alguien con viento fresco.
correr malos ~s.
1. loc. verb. Ser las circunstancias adversas para algún asunto.
dar a alguien el ~ de algo.
1. loc. verb. Presumirlo o conjeturarlo con acierto.
dar al ~.
1. loc. verb. Divulgar noticias o sucesos.
dejar atrás los ~s.
1. loc. verb. Correr con suma velocidad.
escasearse el ~.
1. loc. verb. Mar. Cambiarse en su dirección hacia proa.
ganar el ~.
1. loc. verb. Mar. Lograr la nave el paraje por donde el viento sopla más favorable.
irse alguien con el ~ que corre.
1. loc. verb. coloq. Seguir siempre, atento solamente a su interés y conveniencia, el partido que prevalece.
llevarse el ~ algo.
1. loc. verb. No ser estable, ser deleznable.
moverse alguien a todos ~s.
1. loc. verb. Ser inconstante.
2. loc. verb. coloq. Ser fácil de traer a cualquier dictamen.
papar ~.
1. loc. verb. coloq. papar moscas.
picar el ~.
1. loc. verb. Mar. Correr favorable y suficiente para el rumbo o navegación que se lleva.
2. loc. verb. Ir en bonanza los negocios o pretensiones.
saltar el ~.
1. loc. verb. Mar. Mudarse repentinamente de una parte a otra.
tomar el ~.
1. loc. verb. Mar. Acomodar y disponer las velas de modo que el viento las hiera.
2. loc. verb. Cineg. Indagar o rastrear por él la caza. Se usa frecuentemente hablando de los perros y de los halcones.
3. loc. verb. Cineg. Ponerse donde a una res o animal de caza no le vaya aire de la parte del cazador.
venir al ~.
1. loc. verb. Mar. Volver algo más el buque su curso contra él.
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