Lemming

Una palabra donada por Josep Anton Font

La palabra lemming no está registrada en el Diccionario. La que se muestra a continuación tiene formas con una escritura cercana.
leasing.

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«Existe el mito de que los lemmings se suicidan en masa arrojándose al mar como parte de un mecanismo de autorregulación de la naturaleza. Actualmente, la comunidad científica rechaza el mito, así como las posibles explicaciones al fenómeno del suicidio en masa, pues no existen pruebas de que éste exista.»
(...)

 
 
 
[La palabra Lemming también aparece en Ísatis]
¿Cómo puedes estar harta, guapa? De verdad. Siempre que te llamo, hablamos de lo mismo y nunca llegas a una conclusión… concluyente, valga la redundancia. Primero me cuentas que conociste a ese hombre que no, que no es nada, que no os habéis visto todavía. Un par de meses más tarde, aún sorprendida de que sigáis hablando casi todos los días durante horas, me dices que quieres conocerle, pero que no estás segura porque, claro, tiene novia. Novia, novia… en fin. Acabarás decidiendo que la otra es ella. Y tal vez tengas razón pero de qué te sirve tener razón. Ya empiezas a ser la otra respecto a ti misma. ¿Casado? No, mujer, casado ya sé que no está. Para casado el de la vez anterior. Ese que conociste durante la pausa que te tomaste con el que tenía novia o algo. Nooo, sé que no lo haces a propósito. Claro, claro, es su responsabilidad y no la tuya, faltaría más. Ya, a estas alturas no se puede decir que sea porque son músicos. Por demostrar teorías que no quede. No… ya… no digo eso pero, escucha… No. Lo que quiero decir es que -vamos- que acumulas fugitivos. No, a ver, si sé que es muy inteligente y que no es mala gente; que mantienes conversaciones irrepetibles, que conectas con él como con nadie antes y que -oh sorpresa- valora lo que escribes. Que desarrollas tu intelecto, descubres una parte de tu persona que estaba dormida y olvidada y que aprendes mucho. Pero, no sé, ¿has pensado en comprarte una buena enciclopedia y hacer meditación? Sí, sí… Y que te gusta porque también aprende de ti y te sientes libre porque así no estás en situación de demanda. ¿Qué? No te he oído. Ah. Ya. No. No me burlo, mujer. Pero es que siempre me lo cuentas como si fueras la única en el mundo a la que le han dicho que no dejarán a su pareja pero que, por favor, por favor, quédate cerca. En cambio, sí que eres única para encajar que alguien «comparta piso» con su ex, jaja. Perdona, si es que, en verdad, te apetece que te dé la razón cuando me cuentas que no es que no quieras, sino que no estás hecha para algo serio, sea lo que sea a lo que te refieras con eso. ¿Yo? Bien. Los niños, bien. Mi ex, bien, sigue en casa de su madre, mandando curriculums. Ya sabes que hemos logrado ser amigos y llevar las cosas con un cierto orden. Sí, los martes, los jueves y cada dos fines de… ¿Qué? ¡Pero bueno! Envidia de qué. Tú has viajado muchísimo más. ¿Cómo? Sí, bueno, una vez, hace seis años, a Nueva York y ya ves que me costó el divorcio. ¿Quién? Espera… ¿quién no te ha llamado? Pero si tú misma dijiste que sólo eras una persona de transición en su vida o qué sé yo. Sí, sí, me lo dijiste tú. Que sabías perfectamente que eras la de después de la ex y la de antes del reencuentro con un antiguo amor ¡¿o no?! Sí, si ya sé que por saberlo no se siente una menos imbécil pero, eh, te estás volviendo adivina y, además: ¿a que cada vez te dura menos la tontería? Claro. Si ya lo sabes y, qué quieres que te diga, que te quiten lo bailao. Y por lo menos este vivía solo. Claro, es que tú creías que lo de ser restaurador de los manuscritos de Bauderlaire era una garantía pero, chica, si es que no estás por la labor. Cómo que la labor de qué. Pues eso, que no es por el trabajo que hagan o dejen de hacer, que es que… Da igual. Oye, ¿te sigue yendo bien lo de la semana que viene? Sí, recuerda que nos desahucian el lunes, así que estaría genial que pudiéramos ir llevando cosas a tu casa. ¿No te importa? No, a nuestra madre, nada. Ya se lo contaré en cuanto esté más o menos solucionado. Por cierto, aún no te he dado las gracias por los libros de los niños. Ya… ya sé que eres su tía pero igualmente te lo agradezco mucho. Perdona, si es que me emociono… Uy, que te están llamando al móvil, contesta tranquila, ya iremos hablando. Además, tengo que bañar a los críos y trabajar. No, un par de horas, hoy doy una clase en el bachillerato nocturno. Claro, se quedan con la prima Marta. Sí, no te preocupes, estaremos bien. Pásalo muy bien con… ¿cómo se llama? Eso, pues diviértete. ¡Oye! No será músico… Ah, vale, vale. Sí, mejor, que ya… Ya me entiendes. Siempre pensé que el mayor error de nuestros padres fue no apuntarte a música cuando éramos niñas, así no admirarías tanto a…. Vale, jaja, ya me callo. Sólo recuerda: si te dice que te admira y que está en una fase de transición, tú quédate con que te admira y que transite, que transite, pero… Venga, sí, sí, ya te apañas, lo sé. Perdona. Venga, guapa. Cuídate. Te veo el viernes con todos los trastos. Y, oye, gracias, gracias, gracias… Sí, yo también. Di que sí, guapa, de perdidos al río. Un beso.
(c) Arturo Pomar, Lemming, 2015
[La otra parte de la historia, puedes seguirla en la entrada dedicada a #Espetera]

|Imagen: Arturo Pomar|
|Texto: Irene Pomar|

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