Una palabra donada por Manuel Francisco Reina
Bocadillo de cara
Mis manos enmarcan tus pómulos dejando un margen de libertad pequeño a mis pulgares para que viajen, con sigilo, bajo tus ojos; como si fueran ellos los cristales de una ventana fría y empañada en la que una dibuja arcos con esmero, con la esperanza de ver a través más pronto que tarde.
Así imagino yo nuestros ratos. Porque mi fantasía no da para más y mi hambre se contenta con este bocadillo de cara por el que asoman proyectiles que me miran diferente cuando se adormilan y cuando me señalan; cuando su diana es el horizonte que queda a mi espalda o cuando aceptan mi sigilo de buena gana.
En nuestro campo de percepciones conviven los cuatrocientos cincuenta y un grados Fahrenheit con los cero centígrados. Así le nace la escarcha al mercurio; velocidad y ralentí en el centro de esta Tierra que sostienen mis manos aspirantes a manto de tu cara. (…) Que evitan que se congelen ráfagas de viento contra tus ventanas y que craquelen esos portones que se entornan a destiempo.
(c) IPM, Das ist Paula, 2006 |
|Texto e imagen: Irene Pomar|
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cencellada
De cierzo.
1. f. Sal. rocío (‖ vapor que por la noche se condensa en la atmósfera).
2. f. Sal. escarcha.
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